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Un irrigador bucal es siempre eficaz para proteger tu salud dental. Su sencillo uso contribuye a eliminar más placa y, sobre todo, a mantener tu boca limpia y fresca. Incorporarlo a tu rutina de higiene dental es sinónimo de apostar por una limpieza más completa.

Además, podrás cuidar mejor tus encías, prevenir la halitosis y potenciar las ventajas del cepillado y el uso del hilo dental. No renuncies a una opción perfecta para cualquier persona que contribuye, directamente, a mantener la fortaleza de tu dentadura y a protegerla mejor. Adaptarte a su manejo te ayudará a lucir una sonrisa envidiable.

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¿Qué es, exactamente, un irrigador bucal?

Un dispositivo con una forma similar a la de un cepillo de dientes eléctrico. Al ponerlo en funcionamiento, lanza agua por su parte superior para que te sea más fácil limpiar tus encías y la zona interdental. No tienes que añadir ningún tipo de producto para que sea efectivo.

Si tienes coronas o implantes dentales, es un complemento perfecto para conseguir eliminar los restos de comida preservando cada pieza. Se aconseja, por lo tanto, que comiences con el cepillado, sigas con el hilo dental y termines con el irrigador.

¿Cómo funciona?

Dependerá del modelo que adquieras. En algunos casos, tienes que conectar el producto a un grifo para que tenga agua. De tener un depósito, llénalo con agua templada. Coloca su boquilla en las muelas, separa el irrigador y ve pulsando el botón. Es conveniente que te inclines sobre el lavabo para evitar salpicaduras.

Revisa la potencia del irrigador que compres y selecciona la más adecuada. Empieza usando la más baja y ve aumentando la intensidad poco a poco. El objetivo es conseguir que no te moleste la presión, pero que no sea demasiado baja. No olvides seguir la línea de la encía, pasar el agua por todos los dientes y por las zonas interdentales. Con dos segundos sobre cada pieza dental es suficiente.

Tras dos minutos, deberías tener tu dentadura totalmente limpia. Al terminar, vacía el depósito y apaga el irrigador. Debes aclarar el depósito para evitar que se acumulen bacterias.

¿Por qué puede ayudarte a proteger tu dentadura?

Seguro que sabes que es imprescindible lavarse los dientes tras cada comida. Incluso es posible que completes la operación con el hilo dental, pero no es suficiente. Es necesario, por lo tanto, confiar en un método más eficaz que termine por eliminar los restos acumulados.

Teniendo en cuenta que se trata de un producto con una alta durabilidad y que solo necesitas rellenarlo de agua y cargar su batería, poco más habría que añadir al respecto. Recuerda que una higiene incorrecta termina provocando problemas gingivales como la periodoncia, que podría terminar con la pérdida de una pieza dental.

De ti depende confiar en una opción ideal que apenas te llevará dos minutos de uso y que te ofrece unos resultados eficaces desde el primer momento. A buen seguro, gracias a un irrigador bucal no tardarás en notar una inmediata, y siempre aconsejable, mejoría en tu salud dental.

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