CÓMO CUIDAR UNA PIEL SENSIBLE

La piel facial y corporal puede llegar a sensibilizarse por varios motivos, desde factores medioambientales como los cambios de tiempo, estrés, falta de sueño, mala alimentación o por desencadenantes internos como los cambios hormonales. En algunos casos hay una predisposición genética y en otros se trata de una situación muy imprevisible que puede aparecer en cualquier momento de la vida. También puede aparecer en cualquier lugar del cuerpo y es importante comprender que la «piel sensible» no es anormal ni tampoco una enfermedad.

¿Cómo reconocer una piel sensible?

Entre los síntomas destacan:

  • Descamación
  • Enrojecimiento
  • Hinchazón
  • Aspereza
  • Picor
  • Ardor
  • Sensación de tirantez

Estos síntomas pueden aparecer en cualquier zona del rostro. Comparten similitudes con otros procesos cutáneos, especialmente síntomas asociados a la falta de humedad en la piel.

¿Cómo puedes ayudar a tu piel?

Hay que tener en cuenta que cualquier tipo de piel puede ser sensible, por lo tanto hay que buscar las texturas y productos más adecuados a ella (sin parabenos, perfumes, etc.)

  • La introducción de una dieta rica en antioxidantes, como vitaminas A, C y Ey omegas, puede ayudar a restablecer el estado de salud en la piel.
  • Para proteger la barrera cutánea, después de una ducha dar toques suaves sobre la piel con una toalla en lugar de frotarla.
  • La higiene diaria es muy importante tanto por la mañana como por la noche, aunque no se utilice maquillaje, ya que la polución de la ciudad también ensucia la piel.
  • La piel del contorno de los ojos es diez veces más fina que la del resto del rostro. Para su limpieza, elige un producto específico.
  • Tonificar para restablecer el pH y el manto hidrolipídico de la piel.
  • La exfoliación es indispensable, Una vez a la semana o cada quince días, recuerda usar un exfoliante adaptado. Debe ser eficaz, a la vez que suave y respetuoso con la piel. Elige una exfoliación fisiológica, ideal para suavizar y purificar la piel respetando su equilibrio.
  • La hidratación es esencial, la dermis está compuesta en un 70% de agua, y la epidermis en un 15%. Para mantener un buen nivel de hidratación, es importante utilizar un cuidado diario hidratante que equilibre el nivel de agua en el corazón de la piel, puedes variar su textura según la estación del año.
  • No nos olvidemos del sol, elige un cuidado diario que incorpore un filtro solar. Te permite mitigar los efectos adversos del sol, acelerador del envejecimiento cutáneo.

Los labios es una de las zonas que menos cuidamos durante el año y una de las más frágiles, por lo que sería conveniente utilizar algún protector labial con protección solar incluida.


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